Muestras

Muestras II

domingo, 15 de noviembre de 2015

Calentando los motores



En esta entrada quiero reflexionar sobre el curso ante el que me encuentro, y sobre todo ante mi punto de partida.


No tengo experiencia como profesora de ELE y eso me genera dudas y desconfianza a la hora de buscar un trabajo en este ámbito, temo no saber hacerlo bien a pesar de que el español es mi lengua materna. Conozco a algunas personas que se sienten capaces tan sólo por ser nativas, pero no es mi caso, y al contrario, creo que el ser nativos puede añadir cierta dificultades a la enseñanza de una lengua, pues nunca ha existido un proceso de aprendizaje formal y no estamos al mismo nivel de nuestros alumnos.

Sin embargo sí he sido profesora de LE, de inglés concretamente, y he de reconocer que la primera vez que me puse delante de unos alumnos sentí un poco de miedo, pero la clase se fue desarrollando sin problemas y de repente ya había acabado y pude sentir que mis alumnos se sintieron satisfechos. Seguramente en una clase de ELE me acabe ocurriendo lo mismo, pero siento que necesito una formación que me respalde y me impulse, que me valide como profesional de la enseñanza de ELE. Y por ello estoy aquí ahora.

Una experiencia que me reafirma en el camino que he decidido escoger es mi experiencia previa como profesora. En general la experiencia ha sido muy positiva. He tenido la suerte de poder enseñar mayoritariamente a adultos, cuyo nivel de motivación es alto y se involucran y valoran los esfuerzos del profesor facilitando enormemente su tarea, aunque también son más exigentes y hay que saber estar a la altura. En una ocasión estuve preparándome para unas oposiciones de profesora de inglés de enseñanza secundaria y tuve la suerte de topar con un muy buen preparador. Aprendí muchísimo sobre cómo programar un curso y realizar unidades didácticas interesantes, desde el punto de vista formativo y teniendo en cuenta las diversidades de aprendizaje de los alumnos. Al mismo tiempo ya trabajaba como profesora de inglés, así que mis alumnos de aquel año fueron mis "conejillos de indias", pues fui aplicando lo que aprendía con mi preparador y los resultados no podían ser mejores. Mis alumnos se divertían y aprendían, y a mí cada vez se me ocurrían más y mejores actividades para realizar en clase. Desafortunademente aquel año se recortó severamente el número de plazas de profesores en mi Comunidad Autónoma, y a pesar de haber sacado una buena nota en la oposición me quedé fuera y no tuve ninguna oportunidad de trabajar en el sistema público de enseñanza. Pero yo seguí con mis clases para adultos, disfrutándolas e intentando aprender de la experiencia cada día.

Me imagino las clases de ELE de una manera parecida, cambiando tan sólo el idioma a enseñar. Clases dinámicas, donde los alumnos se sitúen en círculo alrededor del profesor y en ocasiones se agrupen para realizar determinadas actividades. En mis clases de inglés intentaba traer mucho material sonoro, para que los alumnos tuvieran una exposición a la lengua real, diferentes acentos, etc. Yo impartía clases de inglés en España, así que había que crear o simular un ambiente lo más parecido al nativo y compensar mis carencias de hablante no nativa. Dependiendo de donde vaya a enseñar español me encontraré ante esta misma necesidad o no, pero al ser el español mi lengua materna, no tendré que poner tanto esfuerzo en este aspecto. O eso creo. Así a grandes rasgos, esa es una de las mayores diferencias que encuentro -desde mi perspectiva de experiencia cero como profe de ELE- con respecto a la enseñanza de una lengua de la cual una no es nativa.

Como comentaba más arriba, el principal reto para mí como profesora de ELE es saber enseñar mi propia lengua. Como profesora de la lengua inglesa, me he visto reforzada por mi experiencia previa como estudiante y mi exhaustivo conocimiento formal de dicha lengua por mi formación universitaria. El haber aprendido una lengua te lleva a conocer con detalle los pasos que has seguido durante su adquisición, cómo se ha estructurado el aprendizaje, por dónde se ha empezado, cómo has llegado a comprender estructuras inexistantes en tu lengua materna, etc. Todo ello son pistas que sirven de guía cuando uno se convierte en profesor de esa lengua, conoces de antemano qué posibles dificultades van a tener tus alumnos, qué puedes hacer para presentarles determinadas estructuras lingüísticas y sean capaces de aprenderlas. Mi gran reto a la hora de enseñar español es saber estructurar una lengua que está en mi cabeza sin haber hecho un aprendizaje consciente de ella, es saber encontrar los mecanismos necesarios para desentrañar por qué utilizamos determinadas estructuras lingüísticas, en definitiva, saber qué pasos dar y hacia dónde a la hora de enseñar español.
A su vez debo ser consciente también de que como profesora de mi lengua materna cuento con ciertas ventajas: ofrecer una buena muestra de lengua, un conocimiento del léxico muy amplio, poseer un bagaje cultural muy amplio... Todo ello es muy importante para reforzar mi confianza como futura profesora de ELE.

Mi principal objetivo con este Máster es pues solventar mis carencias formativas con respecto a la lengua española, contar con un respaldo formativo que me ayude a encontrar soluciones a mi falta de experiencia enseñando español a la hora de enfrentarme a una clase de ELE, y como no, presentar unas credenciales que me validen como profesional de la enseñanza de mi lengua materna. Pienso que como resultado obtendré la confianza necesaria para ponerme delante de unos estudiantes de español. Soy conciente, y mi experiencia como profesora lo demuestra, de que un profesor siempre va a encontrarse con situaciones inesperadas de las cuáles se va a servir para seguir formándose, un profesor siempre está aprendiendo y cada clase presenta nuevos retos. Soy consciente por tanto de que este Máster no me lo va a enseñar "todo" y que la experiencia real es clave para ir viendo las necesidades reales de los alumnos. Pero hoy por hoy necesito algún tipo de respaldo que me ayude a dar los primeros pasos. Siento que esa falta de confianza es mi principal impedimento y con este Máster quiero encontrarla y sacarla, allá donde esté.

Sin embargo me siento fuerte en cuanto a didáctica, planificación de clases, creación de actividades para la adquisición de una lengua. Mi experiencia previa me valida en este aspecto. Sin embargo, tras estas pocas semanas que han pasado desde que han empezado las clases, me he dado cuenta de que quizás ahí deba bajar un escalón porque ese va a ser un punto fuerte de este máster, y debo aprovecharlo para seguir mejorando en esta área. Así que lo empiezo también con un punto de humildad, para estar lo suficientemente receptiva a las nuevas cosas por aprender.      

Por mi situación personal, madre de tres hijos de corta edad y con un marido que por su trabajo nos lleva de un lado a otro por el mundo, me veo mucho tiempo viviendo en el extranjero y siendo el principal eje vertebrador de la familia. Esto da como resultado que gran parte de mi tiempo se la tenga que dedicar a ellos, pero no quiero dejar de lado mis ambiciones profesionales. Decidí dedicarme a la enseñanza porque me parece un trabajo muy compatible con ser madre, y ahora que estamos fuera de nuestro país, veo que dedicarme a la enseñanza del español es una profesión que se ajusta a mis necesidades pero también a mis pasiones. En este momento residimos en Suiza, y cuando me matriculé en el Máster también le veía una posible aplicación para mis propios hijos que viven en un país donde se habla otra lengua. En este momento es muy probable que nos vayamos a vivir a Chile de aquí a unos meses, así que creo que ya no voy a encontrarme en esta situación, al menos dentro de mi familia. Pero como persona expatriada en un país donde se habla una lengua que no es la mía,  he podido conocer de primera mano las dificultades que eso entraña y la necesidad de aprender el idioma de donde uno vive. Es por eso que me gustaría dirigirme a este tipo de personas cuando viva en Chile, y creo que contar con esa experiencia previa me hará más consciente de las necesidades que tienen mis alumnos. Me apasiona saber que, en parte, puedo ayudar a esas personas a sentirse mejor, a encontrar un trabajo, a adaptarse a su nueva vida, igual que me está pasando a mí en Suiza.       


Así que aquí me encuentro, con muchas ganas, calentando los motores ante esta nueva aventura. Espero con ganas el momento en que vuelva aquí para leer esto y comparar estas expectativas con lo realmente vivido, experimentado y aprendido.
                                                                                                          










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