Muestras

Muestras II

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El mercado y el aula o mi visión de la enseñanza de ELE

La imagen de esta entrada quiere mostrar, de alguna manera, cómo veo yo la enseñanza de lenguas extranjeras. A la izquierda vemos una escena cotidiana en la vida de las personas en las que el lenguaje (oral, escrito, visual, indirecto) está presente. Se trata de una escena en un mercado al aire libre donde la gente interactúa para comprar o vender, donde se charla con conocidos o con los acompañantes, donde se pueden leer, quizás, los precios de las cosas o los materiales con los que están hechas, donde se escucha lo que el vendedor trata de ofrecernos o cómo intenta convencernos sobre la calidad de su producto. La cultura y las tradiciones también están presentes en la forma que se tiene de comprar, en qué tipos de cosas se venden, etc. Todo ello forma parte de la lengua que comparten los hablantes que se encuentran dentro de esta escena. Es un pedazo de realidad, una situación real en la que cualquier persona se puede encontrar. 

En la imagen más a la derecha nos encontramos con la típica escena de un aula donde los alumnos aprenden, en este caso, una lengua extranjera. Como profesora de una lengua extranjera es mi misión llevar esa realidad de la que hablábamos más arriba al aula, para que mis alumnos tengan una muestra de lengua fiel a la realidad. El aula tiene que transformarse en un lugar para experimentar con la lengua que se quiere aprender y para ello hay que traer la cotidianidad de esa lengua, las realidades donde se usa, al aula.

Porque no se puede aprender una lengua sin usarse, sin empaparse de ella, sin interactuar con ella. El aula se transforma entonces en un micromundo que trata de emular la realidad de la lengua que se aprende, adaptado al nivel y a las capacidades de los alumnos, donde puedan probar sin miedos, con seguridad y guiados. Creo que es muy importante la idea de que esa aula se parezca lo más posible a la escena del mercado, donde todas las competencias están entrelazadas, como en la vida misma. No es posible hablar sin entender, escribir sin leer, reírse sin comprender un doble sentido o un chiste. En el aula esto debe traducirse en actividades que contemplen esas competencias y que no se trabajen de forma aislada, por ejemplo. Sin olvidarse de las referencias culturales, tan presentes en las lenguas humanas y tan importantes para comprender las maneras particulares y genuínas de expresarse que tienen cada una de ellas.

Sólo así -y por eso la flecha amarilla tiene doble sentido- podemos conseguir que los alumnos que experimentan con una nueva lengua en el aula, sean capaces de salir ahí fuera, a la escena del mercado, y mezclarse con la realidad. Donde puedan poner en práctica esas competencias que han ido adquiriendo en el aula y se sientan capaces y confiados al usarlas en el medio real.

El mercado, además de ser un mero ejemplo de una situación cotidiana donde tiene lugar el lenguaje, tiene significado por sí mismo en relación con la enseñanza y el aprendizaje de una lengua extranjera. Gracias a las aportaciones de mis compañeros he podido extraer nuevas y variadas semejanzas entre un mercado y una clase de una lengua extranjera, y que a su vez conectan con la idea de realidad que he querido transmitir yo. Entre ellas se encuentran:
  • El mercado como lugar de intercambio y adquisición de bienes. También sucede eso en una clase de idiomas donde hay un intercambio entre profesor y alumnos, el profesor que enseña y aprende de sus alumnos en su proceso docente, y los alumnos que enseñan y aprenden del profesor. 
  • Otra idea es el mercado en semejanza a una lengua a la que nos acercamos por primera vez. A simple vista puede parece un lugar desordenado o caótico pero que al acercarnos vamos siendo conscientes de su sentido. También esa idea de desorden tiene que ver con lo heterogéneo, en este caso de los alumnos, cada uno con diferentes estilos de aprendizaje, quizás también de procedencia, motivaciones, etc. 
  • En un mercado o rastrillo podemos encontrar objetos usados que podemos comparar con los conocimientos previos tan importante en los procesos de aprendizaje para construir los nuevos.
  • El mercado como un lugar de comunicación. Es evidente que uno de los objetivos clave en la enseñanza de una segunda lengua es la comunicación. 
  • El mercado y los procesos de negociación que hay en él, a la hora de comprar y vender. Esto es también clave en aprendizaje de lenguas. Buscar procesos que ayuden al aprendizaje implica una negociación por parte del alumno de solventar las carencias que tiene en la nueva lengua para poder comunicarse con éxito. El mercado es un ejemplo perfecto de esta situación. 
  • En un mercado siempre existe el factor sorpresa de encontrar algo inesperado. Lo mismo sucede tanto en la enseñanza como en el aprendizaje de una lengua. Y un profesor siempre debe estar preparado para las sorpresas. 
  • Y por último, y muy encaminado hacia el último fin de este máster y también quizás de los alumnos que quieren aprender una lengua, el mercado visto como una oportunidad laboral. El mercado es un lugar donde trabajar y ganarse el pan. Algo básico pero importante en la vida de las personas. De todas las aportaciones esta es la que más me ha sorprendido.